jueves, 14 de enero de 2010

Escritos por: Osias Luciano

De la Poesía Dominicana, Evolución, sus Movimientos de Vanguardia y principales exponentes

Iniciamos en el siglo XIX, es el que conforman Salomé Ureña, José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Deligne, tres pilares donde descansa la modernidad de nuestra poesía de la época en sus vertientes patriótica, indigenista y psicológica. Pero no es sino en el siglo XX cuando nuestra poesía alcanza la categoría de moderna, con el surgimiento de las vanguardias.

La poesía es el género más cultivado desde Manuel María Valencia, el primer poeta romántico, pasando por Fabio Fiallo y otros que asimilan las influencias de las corrientes literarias europeas, hasta la irrupción incipiente del modernismo en tres figuras importantes como Valentín Giró, Ricardo Pérez Alfonseca y Osvaldo Bazil, cuyas influencias de Rubén Darío languidecen con la aparición del postumismo, hacia 1921. Tal es el caso de Otilio Vigil Díaz, el introductor de las vanguardias en las letras dominicanas, y gran renovador de nuestra lírica, influido por el simbolismo francés. Así, funda el primer movimiento poético de carácter unipersonal, al que se le sumó Zacarías Espinal y al que denominó vedrinismo, llamado así porque en sus versos intentaba hacer las piruetas que hacía en el aire un aviador francés de nombre Jules Vedrines.

Vigil Díaz introduce la modernidad al crear el verso libre y el poema en prosa con sus libros Góndolas (1912) y Galeras de Pafos (1921). Después de él, la poesía dominicana vive otro gran momento representado por Domingo Moreno Jiménez, al fundar, junto al filósofo Andrés Avelino y al poeta Rafael Augusto Zorrilla, el postumismo, en 1921.

Redactan un manifiesto en el que niegan las vanguardias y favorecen una poesía de carácter nacionalista que rescate el color local, el paisaje y la identidad del hombre dominicano. Con el postumismo la tradición poética dominicana se renueva y sacude para incubar nuevas voces que la fortalecen.

A este movimiento le sigue la Poesía Sorprendida, el grupo más pujante y de una gran apertura estética, conformado por grandes poetas como Franklin Mieses Burgos, Mariano Lebrón Saviñón, Antonio Fernández Spencer, la autora de “Una Mujer esta sola” Aída Cartagena Portalatín, Freddy Gatón Arce, entre otros. Este conjunto de poetas tenía como lema la “poesía con el hombre universal”, contrario al postumismo.

Después le sigue la generación de los Independientes del 40, integrada por Manuel del Cabral, Héctor Incháustegui Cabral, Pedro Mir y Tomás Hernández Franco, los cuales publicaron poemas emblemáticos como Compadre Mon (de Manuel del Cabral) , Hay un país en el mundo (de Pedro Mir, el poeta nacional) , Poema de una sola angustia( de Héctor Inchaustegui Cabral) y Yelidá (el gran poema épico, de Tomás Hernández Franco).

De los Sorprendidos se desprende otro grupo de poetas antitrujillistas llamados la Generación del 48, conformada, entre otros, por Víctor Villegas, Máximo Avilés Blonda, Lupo Hernández Rueda, Luis Alfredo Torres, Rafael Valera Benítez, Abelardo Vicioso, etc.

En los años sesenta, a raíz de la caída del régimen de Trujillo, surgen los escritores de la Generación del Sesenta como el narrador, poeta, arqueólogo y antropólogo Marcio Veloz Maggiolo, Ramón Francisco, René del Risco, Jeannette Miller y Miguel Alfonseca.

En la misma década, y como consecuencia de la Guerra de abril del 65, surge el movimiento llamado Poetas de Postguerra (o Joven Poesía), con Mateo Morrison, Andrés L. Mateo, Enriquillo Sánchez, Tony Raful, Alexis Gómez Rosa, Enrique Eusebio y Soledad Álvarez, entre otros.

En los años ochenta aparece un movimiento poético que funda una ruptura con aquella generación al desentenderse de lo ideológico y de la circunstancia histórica, creando una poesía del pensamiento y la reflexión sobre otros temas: no ya lo social, sino lo filosófico, la muerte y lo erótico.

Entre esos poetas están Leandro Morales, José Mármol, Plinio Chahín, Dionisio de Jesús, Médar Serrata, Víctor Bidó, José Alejandro Peña, etc.

El tambien el poeta y pianista Manuel Rueda se le reconoce un sitial de preferencia en las letras dominicanas. Los historiadores y críticos literarios de la isla han ponderado especialmente su participación en el grupo de La Poesía Sorprendida en la década del 40, así como su propuesta de renovación poética lanzada en 1974 bajo el nombre de Pluralismo, movimiento que muchos consideran como el más importante de la poesía dominicana.

Cabe destacar poetas de transición de finales de los años setenta y principios de los ochenta, como José Enrique García, autor del libro El fabulador y Cayo Claudio Espinal creador del Movimiento Contexualista y autor de los libros Utopía de los vínculos, Banquetes de aflicción, Comedio (entre gravedad y risa), Las políticas culturales en la República Dominicana, La mampara y Clave de estambre.

También de transición, aparece en 1993 Preeminencia del tiempo, de Leopoldo Minaya, tal vez la obra poética fundamental de la última década del siglo XX, caracterizada por un sincretismo estético y estilístico que integra el canon clásico a las diversas escuelas de vanguardia, revelando una angustia existencial que remonta a las esencias mismas del espíritu humano.

Esto es una pincelada sobre la evolución de este genero literario, que debe continuarse desarrollando en nuestro país que traten de expresar las costumbres, el pensamiento dominicano y una proyección hacia una sociedad mas identificada con sus creaciones artísticas, no solamente en ésta sino en las demás artes.

Espero que haya sido útil lo que aquí se ha escrito.

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